La noche podría convertirse en una gran oportunidad de innovación que contribuye con una mejor distribución del espacio y tiempo en las ciudades.
Continuamos con nuestra serie de ciudad y pandemia haciendo algunas reflexiones sobre la situación que atravesamos en este en este momento. Vamos a referirnos a la noche y qué papel puede jugar como estrategia para recuperar la economía y poder superar la crisis que se está generando por la falta de generación de empleo y de ingreso a la mayoría de la población.
En Bogotá se expidió el acuerdo 706 de 2018 por el cual se fijó que la ciudad debería tener una estrategia enfocada a ser productiva 24 horas. Tuve la fortuna y el honor de dirigir el estudio para la secretaria de desarrollo económico, que estaba principalmente enfocada como mejorar la competitividad de la ciudad aprovechando la noche. Ahí se planteó inicialmente una revisión no solo de la visión tradicional que en Europa y en EEUU se ha manejado de la economía nocturna, que está principalmente asociada al ocio y a la rumba, sino que hicimos una revisión de todos los sectores económicos y su comportamiento en la noche. De las principales conclusiones que sacamos encontramos que la noche no es homogénea, hay una actividad que se da cercana a la salida del trabajo, otra que se da en la noche profunda, otra que se da ya para el inicio de actividades del siguiente día, que implica unas políticas diferenciales y en esas discusiones encontramos sectores como el del turismo, el de la logística, el sector de la cultura, pues son sectores que pueden ser promisorios para tener una economía fuerte y dinámica en la noche.
Movilidad y seguridad, los temas más relevantes para garantizar una ciudad 24 horas.
Revisamos también soportes en términos de infraestructura, de movilidad y seguridad que son los temas más relevantes para garantizar una buena noche. Se encontraron por ejemplo que para el funcionamiento del sistema de transporte masivo, específicamente Transmilenio, los costos frente a la demanda no justifican una decisión de abrir Transmilenio 24 horas. Sin embargo ahora con la pandemia pues creo que varias de esas hipótesis y de los resultados de este trabajo requieren ser revaluadas y fundamentalmente creo que a partir de esta situación tan compleja que estamos viviendo la noche nos permite visualizar algunas ideas que permitan activar la economía mucho más rápidamente en las ciudades.
Una distribución mejor de las actividades económicas y sociales
Creo que el tema fundamental a tratar aquí es el de la distribución de la población en el espacio y el tiempo. Si pensamos en las ciudades 24 horas ya no desde la rumba, la cultura o el turismo sino desde todo el aparato económico extender la jornada 24 horas nos permite una distribución mucho mejor de las actividades económicas y sociales que se dan. Eso implica obviamente unos cambios de hábitos y ya hay avances que se han venido dando, ya tenemos apuestas de educación que se dan 24 horas, tenemos supermercados o almacenes de hipermercados que abren 24 horas, todos los aeropuertos en general internacionales funcionan 24 horas, las centrales de abastos. Entonces creo que ahí tenemos una oportunidad muy relevante de contemplar a la noche como una alternativa para poder bajarle las presiones al día y la congestión de personas y actividades económicas trasladándolas a un horizonte de tiempo de 24 horas. Eso implica ajustar los ritmos de la ciudad y los ritmos de las personas.
Esa extensión de las actividades por ejemplo en términos del funcionamiento normal de la ciudad permitiría por ejemplo bajar las presiones de congestión al poder generar una distribución del número de viajes y flujos en las 24 horas. Adicionalmente permite también desde lo económico por ejemplo poder aprovechar el stock inmobiliario de los locales comerciales de una manera mucho más eficiente, si yo de día funcionó para unas clases de yoga, unas capacitaciones, en la noche puedo ser un restaurante y en la madrugada podría tener algún otro tipo de uso. Entonces un mismo inmueble estamos pudiendo aprovecharlo de manera distribuida y eso implica al ampliar ese stock que podemos empezar a tener mayor disponibilidad de áreas en metros cuadrados para que podamos distribuir la población con una densidad menor de ocupación dentro de la de la ciudad.
Lo mismo sucede con la infraestructura pública, en términos del curso de las vías e incluso dentro del confinamiento y las políticas que tenemos ahora de distanciamiento de cuidarnos en casa. Si estamos sólo un 20% de la población afuera, distribuyendo la población en 24 horas, podría repartir esas funciones básicas para dejar un 10% libre y poder incorporar nuevas actividades económicas.
La tecnología e información para ayudar a distribuir mejor la población
Entonces desde esa perspectiva implica nuevos retos también a las ciudades. Para poder manejar de una manera más racional los efectos de la aglomeración y de la ciudad compacta, que desde el punto de vista de sostenibilidad ambiental y funcionalidad creo que todos compartimos, es importante empezar a profundizar en la construcción de información. Tenemos ya las tecnologías de información para poder identificar qué tipo de actividades son las que se desarrollan en cada porción del territorio, en nuestras áreas de centralidad económica, en las de centralidad secundaria, en las áreas de los corredores asociados al sistema de transporte masivo , en qué momentos entran a operar y cuánta gente movilizan en términos de empleo y en términos de atracción de gente para comprar o para que se le ofrecen los servicios. Con esa información podría empezarse a hacer una inteligencia muy detallada de ciudad en un espacio extendido 24 horas que nos permita distribuir de una mejor forma la población.
Una oportunidad de cambio e innovación que puede ser un aporte fundamental de la ciudad, en especial en estos momentos
En este sentido la noche se convierte en una gran oportunidad de cambio e innovación que contribuye con una mejor distribución del espacio y el tiempo de la infraestructura que ya tenemos en las ciudades. Eso tendrá que ir acompañado de cambios también en la seguridad, por ejemplo en la asignación de fuerza policial. Si durante el día baja la congestión, baja la gente que hay en las calles seguramente se puede también distribuir de mejor manera al personal político para tener mayor gente en la noche que ayude a la seguridad. Temas como el que inicialmente planteaba con el sistema de transporte masivo, que se veía que no era rentable ponerlo a operar en la noche de la madrugada, hoy con las condiciones que tenemos puede ser un aporte fundamental de la ciudad para ayudar a ampliar el número de empresas que puedan operar en la ciudad sin perder de vista el cuidado de las personas y la contención y mitigación del virus que nos afecta en este momento.
Entonces los invito a reflexionar sobre cómo podemos distribuir mejor nuestros espacios y tiempos de las ciudades utilizando a la noche como un recurso muy importante y vital.
Ignacio Gallo,
Gerente de Plan-IN Planeación Inteligente